sábado, diciembre 25, 2004

JOSÉ MOJICA MARINS, el diablo en el cuerpo


Zé do Caixao, el amigo de los niños.


Brasil es una tierra extraña. Sin duda se debe a su condición de crisol de culturas, en especial una herencia africana, intensa y poderosa, forjada en los lejanos días de la época colonial. Los esclavos negros legaron un poso que se ha perpetuado en el culto a rituales milenarios, tales como la magia negra y el vudú.
En Brasil -un país que supera los 90 millones de habitantes y cuya superficie ocupa ya la mitad de todo el continente sudamericano- los creyentes en esa fe del misticismo y lo sobrenatural conviven en aparente harmonía con el más ferviente catolicismo que es, con mucho, la confesión más extendida.
No es extraño que de ese peculiar caldo de cultivo emergiera en la populosa ciudad de São Paulo una personalidad tan irrepetible como la del renegado José Mojica Marins, el primer y más famoso director de cine de terror de Brasil. Y un tipo avanzado a su tiempo.

En la década de los '60 y sumido en una febril pesadilla alucinatoria, Marins invocó al macabro personaje de Zé do Caixao, O Homem Da Capa Preta, quien habría de convertirse en el más genuino icono del género y embajador de un cine revolucionario, a caballo entre el folklorismo populista y una retorcida dimensión mística y filosófica que su autor diluye con un saludable humor negro. Todo ello envuelto en una atmósfera extraña, malsana, claramente deudora del más desaforado surrealismo.

De hecho la creación fue tan intensa que acabó apoderándose de la vida de su creador, fundiéndose con él. El de es un personaje indisociable del propio Marins, una criatura que sigue existiendo mucho después de que la cámara deje de rodar.

En el país de la samba Marins es venerado como el Príncipe Negro de São Paulo, un brujo dotado de poderes mágicos, mientras que su alter ego es considerado como una pieza fundamental de la cultura y el folklore autóctonos, algo así como el Hombre Del Saco, un ser maligno pero de ambiguo e irresistible encanto.
En su época de mayor esplendor su popularidad era sólo comparable a la de Santo, El Enmascarado de Plata azteca, otra estrambótica creación fuertemente arraigada en el ideario popular.
En 1994 la obra de Marins desembarcó en Norteamérica gracias a una colección videográfica diseñada por él mismo y editada por el sello especializado Something Weird Video, provocando una conmoción mayúscula entre los adictos al trash como nunca antes se había conocido.
El director Dave DeCoteau se rinde admirado y Mike Vraney, capo del mencionado sello videográfico, sentencia: "Sé que en Brasil Mojica es reconocido como un gran cineasta, pero cuando ví sus films aquí ya comprobé que se trataba de un genio. Los filmes de Zé do Caixão son mucho mejores que cualquier cosa que se hiciera en Estados Unidos durante los años '60".
Marins y su personaje -convenientemente rebautizado como Coffin Joe para el mercado norteamericano- se convirtieron en ídolos psicotrónicos gracias a la decisiva reivindicación de que fueron objeto por parte de freaks como Michael J. Weldon o Buddy Barrett a través de sus respectivos y estupendos fanzines Psychotronic Video y Cult Movies & Video.
En la hipertecnificada Norteamérica quedaron impresionados por el retorno al primitivismo que encierran sus grotescos argumentos y por su irreductible talento, genuinamente único y original. En una palabra, distinto.

¿Es Marins un demente o un genio?, ¿un showman o un poeta del cine surrealista, acaso el Salvador Dalí del cine como se le ha definido? Interrogantes peliagudos.

Su cine no es bueno ni malo. Excesivo es la palabra, una virtud que al menos asegura al espectador incauto un inusitado descenso a los confines del miedo, lejos de tibias mediocridades. Un carnaval de atrocidades que se recrea con delectación en las atracciones más abyectas y ultrajantes: ultraviolencia, antropofagia, fetichismo, necrofilia, sadismo...
Pese a ser un confesado autodidacta, su obra ha sido calificada como una mezcolanza con inequívocas influencias del mundo surrealista de Luis Buñuel y Dalí y del erotismo y la violencia psicosexual de Russ Meyer. Y yo aún añadiría que él a su vez ha empañado a almas gemelas como la del chileno Alejandro Jodorowsky, cuya película Santa Sangre tiene numerosísimos puntos de contacto con la vida y obra de Marins, incluido un mismo concepto de lo bizarro.

En Brasil sus films-shock enfrentan a la crítica de forma apasionada, mientras la gente de a pie, menos cerebral y más intuitiva, revive el espíritu de los primitivos espectáculos de barraca de feria llenando las salas de todo el país para degustar la maldad sin límites de sus delirios esotéricos.

Adéntrate en el siguiente texto y descubre porque este hombre ha sido vituperado y escarnecido, pero también calificado como uno de los más originales visionarios del cine mundial...

Antonio Marins era uno más de los miles de españoles que emigraron de su país y cruzaron el charco, deslumbrados por las atrayentes posibilidades económicas que irradiaba el Nuevo Continente.
Su deambular a la búsqueda de fortuna le conduce hasta Brasil donde, fiel al tópico, se convierte en torero. Allí llega a lidiar en las plazas de Bahí, Paraná y São Paulo, ciudad donde decide establecerse y levantar un ruedo estable. No obstante, la oposición ejercida por la sociedad protectora de animales local le obliga a colgar el capote y enrolarse en la troupe de un circo ambulante.
Por aquel entonces está casado con Carmen, una emigrante española que cantaba tangos en Argentina. El primer hijo de su unión nace en São Paulo y es bautizado con el nombre de José Mojica en homenaje a un popular galán latino de la época.
Después de la vida errante que imponen un sinfín de giras circenses, Marins acaba haciéndose con la gerencia del cine Santo Estevao, en la población brasileña de Vila Anastacio. La cabina de proyección se convertirá desde ese instante en el reino mágico desde el cual el pequeño Marins descubre el embrujo de la pantalla.
Sin embargo uno de los hechos que habrían de marcarle con más intensidad y que influyó decisivamente en su fascinación por lo macabro ocurre cuando tiene ocho años y es testigo del "resucitar" de un difunto cataléptico en pleno funeral: "Eso me impresionó muchísimo. El cadáver empezó a moverse de repente y el tipo salió de su ataúd. Todo el mundo echó a correr, pero mis amigos y yo fuimos hacia el hombre y empezamos a hablar con él. Queríamos saber que se sentía al volver de entre los muertos".

A los 10 años su padre le regala una cámara de 8 mm. que durante un par de años empleará para rodar más de una veintena de rústicas películas de aventuras y de terror con sus amigos. Una de ellas es Juizio Final, completada a los 12 años, la historia de un grupo de drogadictos que acaban ajustando cuentas en el Infierno.
Con las latas bajo el brazo y un proyector, la pandilla presenta sus precoces creaciones en parques de atracciones -previo pago de una entrada que les sirve para financiar futuros proyectos- o bien van de pueblo en pueblo organizando sesiones nocturnas al aire libre. "Eran películas mudas,así que nos colocábamos detrás de la pantalla y leíamos nuestros diálogos en directo con un micrófono. Ese contacto directo con el público me proporcionó mucha experiencia y me ayudó a aprender cómo trabajar de una manera más efectiva con los actores".

El inquieto Marins, que por aquel entonces está interno en el colegio del Coraçao de Jesus, pronto se escapa de la escuela dispuesto a correr mundo. Es el prólogo a una vida que va a resultar aun más rocambolesca que la de su padre...

Su faceta como "exhibidor" nómada se prolonga por espacio de cuatro años, durante los cuales construye su propio estudio cinematográfico en un granero y substituye su primera cámara por otra de 16 mm., con la que en 1957 rueda cuatro ortopédicos cortometrajes experimentales: Reino Sangrento, A Voz Do Coveiro, Sombras Cadavericas y Almas Perdidas.

Al año siguiente y con los beneficios obtenidos realiza ya el que había de ser su primer largometraje, Sentença De Deus, pero la cinta halla muchas dificultades burocráticas y nunca es distribuida.

Con este primer proyecto se inicia también la leyenda de mala suerte que desde entonces enturbiará invariablemente sus rodajes: la actriz Conchita Espanhol muere debido a un corte de digestión al bañarse en una piscina. Al reanudarse la filmación otro actor sufre un accidente en el que pierde una pierna...
Pese a todos los tropiezos al año siguiente Marins es un cineasta privilegiado al convertirse en el primer realizador de la historia del cine brasileño en rodar una película en formato Cinemascope. El resultado es A Sina Do Aventureiro, un western rodado en exteriores que, de nuevo, resulta accidentado. Por un lado Marins hace gala de su proverbial sadismo forzando a sus actores a interpretar escenas muy intensas y de extrema crueldad.

Pero eso no es todo. Al positivar el material rodado en el laboratorio, Marins comprueba para su desespero que varias secuencias están desenfocadas. Falto de más presupuesto para repetirlas, opta por terminar la película como puede y el resultado, claro, es una auténtica basura.
Paradójicamente la cinta es un éxito y recauda mucho dinero, al tiempo que Marins inaugura su agria relación con los críticos, que entonces le califican como "el asesino del cine brasileño".

Marins estrena el decenio de los '60 con Eramos Irmaos ('60) y al año siguiente emprende la realización de O Auge Do Desespero, que decide ubicar de nuevo en escenarios naturales de la remota región de Mariporá. Pero inevitablemente algo se tuerce: un temporal destruye todo el equipo, obligándoles a renunciar a la filmación.

Un año después, Marins recibe el encargo de la Junta de Padres de Brasil para dirigir Meu Destino Em Tuas Manos, un film de contenido social destinado a ilustrar sobre los hábitos de la juventud carioca y glosar las excelencias de los educadores de los correccionales gubernamentales. La historia esta concebida además como un vehículo de promoción para un nuevo actor infantil que pueda erigirse en modelo de los infantes brasileños.

El elegido es el niño cantante Franquito, lanzado con el inconfesado propósito de que compitiese en taquilla con indestronables enanos de la Madre Patria como Joselito o Pablito Calvo.

Ni que decir tiene que los insensatos que deciden poner en manos de Marins este insostenible proyecto se equivocan de medio a medio. Marins -que también debutó en ella como actor- confesó posteriormente que aceptó el encargo por motivos puramente alimenticios. La crítica fue tajante: "José Mojica Marins es un tarado".

Simultáneamente a su carrera cinematográfica, el visionario Marins tenía en mente un ambicioso proyecto: introducir el género de la fotonovela en Brasil.

En 1962 pone manos a la obra y lanza una publicación titulada A Voz Do Cinema, pero esta primera aventura editorial fracasa estrepitosamente y la edición no pasa del cuarto número. El descalabro le sume en la bancarrota económica. Es irónico advertir que, diez años más tarde, la fotonovela se convertirá en un negocio floreciente en Brasil.

Paralelamente, los films personales que pensaba realizar en solitario, sin socios en la produción, empiezan a contarse por proyectos frustrados. Es el caso de Inferno Carnal (en cuyo guión trabajó por espacio de seis meses a lo largo de 1963 antes de desestimarlo, aunque lo retomará en 1976) y Geraçao Maldita ('64), una historia policiaca centrada en la "juventud airada" brasileña y en la que volvía a aparecer el tema de la drogadicción.

El año 1964 supone un grave punto de inflexión y la frustrante interrupción de su carrera como cineasta. Los sucesivos fracasos, sumados a una delicadísima situación financiera, le acarrean una profunda depresión. Enfermo y desmoralizado, vende sus escasas pertenencias y se traslada al domicilio de su suegro (por aquel entonces se había casado con su primera esposa, Rosarita)
Por si ello fuera poco, su equipo le abandona cuando habían sido contratados para el rodaje de la película Marisol Rumbo A Río.

Más malas notícias. En abril de ese mismo año sucede algo que habría de afectar definitivamente a todo el país y a Marins en particular: se desencadena un alzamiento militar promovido por las fuerzas conservadoras y en octubre del año siguiente el gobierno provisional del general Castelo Branco se convierte en dictadura.

A partir de ese momento todo producto intelectual habrá de ser sometido previamente al criterio inquisitorial de la Junta de Censura. Desde entonces las batallas de Marins con la tijera gubernamental serán constantes y memorables.

Por aquel entonces Marins estaba vagamente interesado en lo sobrenatural, pero nunca se le había pasado por la cabeza la idea de dirigir una película del género: "Hasta aquel entonces nadie había dirigido una película de terror en Brasil y no tenía ni idea de cómo podía reaccionar el público".
Sin embargo y como confesaría años más tarde, en plena crisis sufre una serie de visiones apocalípticas y horribles pesadillas noctunas. Una madrugada, después de uno de estos estados de trance, crea al macabro personaje de Zé do Caixão, es decir, José Ataúd, un siniestro sepulturero, barbudo y con unas uñas descomunalmente largas, ataviado de negro con una capa y un sombrero de copa.

"Soñé que un tipo me llevaba a rastras hasta un cementerio. ¡Y de repente comprendí que aquel tipo era yo! Me estaba matando a mí mismo o me estaba llevando al infierno... Al día siguiente decidí que tenía que escribir una historia de terror basada en mi sueño y así es como creé a Zé".

Al amanecer Marins escribe el guión inicial de una película protagonizada por tan misterioso personaje. Será el protagonista de su primera película de terror y también la primera de este género realizada en Brasil. Pero, más allá de la anécdota acaba de crear, sin ni siquiera intuirlo, uno de los arquetipos fundacionales de la psicotronia latinoamericana. Su carrera está a punto de reorientarse hacia el estrellato y una popularidad de proporciones insospechadas.

Las notas manuscritas compulsivamente por Marins proporcionan material para un largometraje de seis horas de duración, por lo que opta prudentemente por embarcarse en la realización a largo plazo de una serie de seis películas.
En 1964 el amenazador personaje hace su primera irrupción cinematográfica en la célebre A Meia-Noite Levarei Sua Alma, auténtico film-shock y obra maestra incontestable del gore primitivo.

Su objetivo es la presentación "formal" del personaje al público a través de un film que captura perfectamente su esencia. Descubrimos así que es un necromaníaco fetichista, un irreverente que desafía por igual a Dios y al Diablo y que considera al resto de los mortales como un hatajo de perdedores.

Así lo atestigua la forma extremadamente sádica con la que trata a sus congéneres; un sadismo vivo e intensísimo que no ha perdido un ápice de su potencial provocador transcurridos más de treinta años del estreno del film.
Después de una secuencia introductoria al más puro estilo William Castle, en la que una bruja invita a abandonar la sala a aquellos espectadores que no tengan estómago, nos adentramos en el mundo de , un sepulturero que aterroriza a un pueblecito en su búsqueda obsesiva de una mujer que pueda proporcionarle un hijo fuerte y sano, un hijo perfecto con el que perpetuar su legado de horror.

Durante sus pesquisas escandaliza a las gentes con sus sacrilegios ("católicos ignorantes que creen que es un mensajero del Infierno" en palabras de Marins) y con el reguero de amputaciones, violaciones y salvajes asesinatos que deja a su paso.

Especialmente cruenta resulta la secuencia en la que mata a la candidata a esposa perfecta -tras descubrir que es estéril-, atándola a la cama y lanzándole una tarántula sobre el pecho (las celebérrimas arañas caranguejeiras de Marins, la especie más mortífera de todo Brasil)

Esa fue la primera de las muchas ocasiones en que, para espanto de sus actores, Marins empleó peligrosos animales auténticos para dotar de mayor verismo a sus escenas de horror.

El provocador Zé do Caixão prefigura pues, una perturbadora y recalcitrante mixtura entre una encarnación diabólica del Mal puro y los serial killers cinematográficos que estaban por llegar.

Fiel a su leyenda, Marins tiene serias dificultades para llevar adelante esta primera entrega de la saga: los socios que inicialmente financiaban el proyecto optan por retirarse y Marins se ve obligado a vender su coche y su casa, gastando durante el rodaje diez millones de cruceiros.

La película se rueda durante doce intensos días en los infames decorados de un plató que Marins construye en una antigua sinagoga abandonada, ubicada en el barrio de Bras, en São Paulo y que con el tiempo habrá de convertirse en el epicentro del culto a su persona, como veremos más adelante.

Sin tener el guión totalmente escrito e improvisando continuamente -lo que se refleja en unos diálogos disparatados-, Marins recurre a un puñado de actores desconocidos y a muchos de sus amigos para completar el reparto.

El mismo se decide a encarnar el papel protagonista a fin de reducir gastos: "Hice pruebas con un montón de actores para el papel de Zé,pero todos eran un desastre. Interpretaban al personaje de una manera tan ridícula y paródica como esos monstruos de los parques de atracciones. Yo quería a alguien que se lo tomara en serio. Zé tenía que ser un hombre decidido, alguien que creía en lo que estaba diciendo... El personaje me gustaba mucho y acabé decidiendo interpretarlo".

Los problemas continuaron. Como era previsible, una vez concluida la filmación la junta censora retuvo la cinta por espacio de un año. Transcurrido ese plazo ningún empresario accedió a ver la película para distribuirla, por lo que fue preciso alquilar un cine de barrio y engatusar a un distribuidor de Bahí para que asistiera a una proyección improvisada. Cuenta la leyenda que al encenderse las luces el tipo dijo: "Genial". Y así comenzó todo.

La cinta se estrenó y fue un éxito de recaudación pese a que muchos empresarios se negaron a proyectarla ("Pensaban que era inmoral y a veces tuve que llegar a proyectar la película en circos o parques de atracciones") y Marins no ganó ni un cruceiro con ella: precisaba de todo el dinero posible para delvolvérselo a sus padres, que también habían vendido su casa a fin de financiar la película.

Además, Marins vendió los derechos por una tercera parte de lo que había gastado durante el rodaje: "Estaba desesperado. Mis padres vendieron cuanto poseían y no tenían ni para comer... El productor que compró los derechos ganó una fortuna y yo apenas si tenía dinero para comprarme ropa".

Pese a sus más que obvios fallos y carencias la película impresiona tanto al público como a los críticos más conservadores, que le tachan de "pervertido" ("José Mojica Marins, que no es un perfecto imbécil, ha realizado el primer film rigurosamente insoportable de la historia del cine") pero los espectadores acuden en tropel y un grupo de intelectuales entre los que se encuentran los realizadores Luis Sergio Person y Glauber Rocha -figuras emblemáticas alrededor de las cuales germinó el llamado Novo Cinema Brasileiro- afirman que Marins es "el mayor cineasta del mundo"...

Animado por el éxito de la primera entrega y pese al obstáculo que supone la censura, a partir de 1966 Marins se concentra en su proyecto de completar la serie de pero, uno tras otro, los proyectos no fructifican. Es el caso de A Encarnaçao Do Demonio/Zé Do Caixão No Purgatorio (en la que debía enfrentarse con un Cristo-Diablo en el Purgatorio y acabar en el cielo, asistiendo a su juicio final), Lamento Dos Espíritos Errantes/Zé Do Caixão No Limbo, Sepulcro Do Diablo/Zé do Caixão no Paraiso y Alguém Deve Morrer Esta Noite, con la que Marins proyectaba cerrar el ciclo, dejando morir a su personaje en la escena final.

Finalmente, en 1966 y tras el paréntesis que supone O Diabo De Vila Velha ('65), el productor Augusto de Cervantes le proporciona un presupuesto relativamente holgado y Marins resucita a en la secuela Esta Noite Encarnarei No Teu Cadaver, recibida con júbilo y complicidad por el público brasileño, único receptor de sus obras.

Y de nuevo triunfa espectacularmente en taquilla, pese a tratarse de una obra inferior. El argumento es muy similar al de la primera entrega: tras un juicio el sádico y cruel sepulturero regresa al pueblo para proseguir su búsqueda de la mujer perfecta que le permitirá alcanzar la inmortalidad y a lo largo de la cual torturará, mutilará y matará a los que describe como "personas débiles e ignorantes que creen en la religión".

Para lograr sus propósitos rapta a varias doncellas, a las que infringe las habituales torturas con medio centenar de tarántulas (auténticas, desde luego) deslizándose por sus cuerpos. Las que no superan la prueba son entregadas al inenarrable Truncador, su lujurioso criado deforme, o arrojadas a un pozo repleto de serpientes de cascabel.

En una de las secuencias más impresionantes y perturbadoras de la película tiene una pesadilla en la que se ve arrastrado hacia el mismísimo Infierno por los cadáveres de sus víctimas.

Marins huye del tópico dantesco y visualiza un Infierno completamente helado en el que brazos y piernas humanas cuelgan del techo y la sangre rezuma de las paredes. atraviesa gélidos corredores y participa en las orgías del Diablo -en el que reconoce sus propios rasgos-, presenciando la más abyecta galería de vejaciones y suplicios a los condenados, entre los que se encuentran sus propias víctimas: aplastamiento de cráneos, clavos hundidos a martillazos en el entrecejo de las víctimas...

Al despertar, la mujer que ha elegido por haber superado todas las pruebas de resistencia fallece en el parto y no puede evitar que su hijo nazca muerto. maldice a los dioses y huye del pueblo, acosado por la muchedumbre enfurecida hasta que las espíritus encarnados de sus víctimas le empujan hacia un pantano donde es engullido por las arenas movedizas, no sin antes exclamar unas ridículas palabras de arrepentimiento que no figuraban en el guión original y que fueron impuestas posteriormente por la censura.

Pese a la palpable modificación del final -que atenúa el blasfemo desafío de , poniendo en sus labios improbables frases implorando perdón- en la película late el espíritu de la irreverencia y de la crítica implacable a la religión y el caciquismo.

Además, la segunda comparecencia fílmica de contiene algunas de las secuencias más intensas e insoportables de toda la obra de Marins, humor negro incluido.

Toda la película está rodada en blanco y negro, excepto el alucinado interludio "infernal", una decisión que, en cualquier caso, no responde a una motivación estética: simplemente Marins sólo disponía de unos pocos rollos de negativo en color y decidió reservarlos para dicha secuencia. La campaña publicitaria prometía "¡Vea el Infierno En Color!".

A partir de ese momento, Marins sufre una íntima identificación con su creación, sólo comparable a la que padeció Boris Karloff con su personaje de Drácula durante los últimos años de su vida.

Se siente tan identificado con su alter ego que, poco a poco, los contornos entre ficción y realidad se diluyen y Marins acaba adoptando la personalidad de Pepe Ataúd. Los dos son uno.

Por aquel entonces el influjo del personaje ya se ha extendido por todo el país como un reguero de pólvora y el público cree fervientemente que Marins es un santo de la macumba africana.

Marins, halagado, se transforma más que nunca en el William Castle latino y convierte las plateas de los cines en lo que realmente fueron en su origen: foros de excitación popular donde la magia y la ensoñación sí son posibles.

La proyección de cada nueva entrega de Zé do Caixão -auténticos récords de recaudación en todo el país- se convierte en un acontecimiento a través del cual Marins hace del miedo un rito de catarsis colectiva.

Es después de la segunda aventura cinematográfica de cuando Marins decide fundar una escuela de cine que instala en la antigua sinagoga anteriormente mencionada.

Allí realiza sus inenarrables y famosos castings, utilizando para ello cobras y sus no menos legendarias arañas caranguejeiras. Los numerosísimos aspirantes a interpretar un papel en sus películas tenían que comer cucarachas, lamer serpientes y ranas y soportar descargas eléctricas... "Tuve la idea de hacer las audiciones después de que dos actrices se marcharon a mitad del rodaje de 'Esta Noite Encarnarei No Teu Cadaver'. Desaparecieron en cuanto se enteraron de que tendrían que interpretar una escena en la que cincuenta arañas se arrastraban por encima de ellas. Ya había rodado media hora de metraje con aquellas chicas y me vi obligado a tirarla a la basura. Me enfadé muchísimo. 'A partir de ahora -me dije- sólo aceptaré actores y actrices que consigan pasar mis pruebas'".

Según la leyenda la escuela era en realidad el escenario de unas extrañas orgías, ceremonias satánicas sólo para iniciados de las que Marins extraía las ideas e imágenes esotéricas que luego poblaban sus delirantes visiones cinematográficas.

En 1968 y debido a su creciente popularidad Marins es invitado a participar en Trilogía De Terror, una cinta integrada por tres historias de las que debe dirigir la primera, Pesadelo Macabro.

El segundo y tercer episodios, O Acordo y Procissao Dos Mortos, son encargados a Ozualdo R. Candeias y Luis Sergio Person, respectivamente, pero finalmente por problemas de producción sólo se rueda el primero de los segmentos.

Marins evoca el episodio vivido en su infancia (con evidentes ecos de Edgard Allan Poe) y cuenta la historia de un atormentado muchacho que se somete a todo tipo de exorcismos para librarse de su frecuentes alucinaciones, provocadas por su obsesión de que un día será enterrado vivo. En sus pesadillas se ve perseguido por cobras, sapos, lagartos y extraños seres deformes.
A resultas de una catalepsia provocada al presenciar la violación de su novia, su familia le entierra creyendo que ha fallecido. Al salir del cementerio la chica observa a una mujer que vende animales embalsamados, los mismos que el muchacho describía en sus pesadillas. Convencida de que se trata de una señal, hace que todo el cortejo regrese hasta la tumba para desenterrarle cavando con las manos en la que resulta una escena final espeluznante.
Las secuencias alucinatorias -visualizadas como si de una visión psicodélica se tratara- configuran lo mejor de la película, al margen de las audaces escenas de la violación que fueron cortadas parcialmente por la censura además de prohibir la exhibición del film en TV.
Aprovechando la bonanza económica Marins crea su propia compañía productora y en 1968 financia y dirige la tercera aventura de Zé, aunque esta vez cediendo la responsabilidad del texto a Rubens F. Lucchetti, en aquellos días el más famoso guionista de comics fantásticos de Brasil, quien desde ese instante se convertirá en su estrecho colaborador, guionista "oficial" y también su agente de publicidad y prensa.
En contrapartida, Marins asume el papel de compositor de la banda sonora de la que será su obra más famosa, O Estranho Mundo De Zé Do Caixão.

Al estilo del Guardián de la Cripta, emblemático personaje de los comics de terror de los años '50 de la editorial norteamericana E.C. Comics, la cinta retoma la estructura de tres episodios presentados por , el anfitrión de tres historias que hacen referencia al ser humano y sus instintos.

El protagonista del primer segmento -O Fabricante De Bonecas, cargado de escenas explícitamente sexuales y extrema brutalidad- es Vasco, un viejo artesano que auxiliado por sus cuatro bellas hijas construye unas muñecas con unos ojos de increible perfección.

Un día cuatro asaltantes irrumpen en su casa con el propósito de robarle sus ahorros y violar a sus hijas. En una paroxística venganza, Vasco aparece en plena orgía y mata a los violadores con una escopeta. Poco después sus cabezas decapitadas aparecen en una jaula con las órbitas sangrantes y vacías, mientras que el anciano inserta los ojos humanos en las cuencas de sus muñecas...

En el segundo episodio, A Tara, Marins se recrea en los placeres y los peligros de la necrofilia en un ejercicio argumentalmente provocativo pero de plasmación bastante insulsa e involuntariamente risible: un jorobado que vende globos vive obsesionado por una guapa muchacha a la que sigue constantemente y vigila las etapas de su noviazgo. El día de la boda la chica muere apuñalada por una rival despechada. Una vez enterrada, el mendigo penetra de noche en el mausoleo y tras un delicado y meticuloso ritual necrófilo se lo hace con el cadáver. Después le coloca en los pies unos zapatos que la muchacha perdió un día en la calle y que él ha guardado cuidadosamente desde entonces.

En definitiva un macabro ejercicio de necrofilia y fetichismo con evidentes influencias de Buñuel -que Marins se ha encargado de refutar, advirtiendo que Lucchetti se inspiró en La Bella Y La Bestia-, pero tan comedido que no parece encajar en el universo paroxístico de su autor.

En contrapartida la tercera historia, A Ideología, es una auténtica obra maestra y la cumbre del cine de Marins: en una tertulia televisiva el extraño profesor Oaxiac Odez (léelo al revés), una especie de filósofo interpretado por el propio Marins, plantea su teoría de que el verdadero amor no existe y que en el ser humano el instinto supera a la razón. Un periodista que refuta sus opiniones durante el programa y su mujer son invitados a visitarlo en su mansión.

En su siniestra residencia Odez les demostrará sus teorías de la forma más práctica posible. La escéptica pareja se ve obligada a asistir a toda clase de atrocidades, escenas sadomasoquistas que intentan demostrar la teoría del instinto primario: dos mujeres clavan alfileres en el cuerpo de un hombre, una gorda azota a una serie de parejas que se ocultan entre las sombras, un hombre es crucificado boca abajo y tras ser castrado se comen sus entrañas (escena de antropofagia parcialmente cortada por la censura), una mujer vierte plomo fundido con una cuchara en la boca de un hombre y luego le besa voluptuosamente (escena en la que Marins utilizó a un fakir circense)...

Una vez finalizado el "espectáculo" la atemorizada pareja intenta huir de esta casa de los horrores pero se lo impiden los monstruosos esclavos de Odez. El masoquista profesor separa a la pareja, encerrándoles en sendas jaulas y les deja varios días sin comer mientras les recita pasajes de la Biblia. El último día, ofrece un opíparo banquete al marido ante los ojos hambrientos de su esposa, despojada de todo rastro de humanidad. Luego clava un cuchillo en el pecho del hombre, libera a la mujer de sus cadenas y hace que ésta, sedienta, beba la sangre que mana de la herida de su marido. Poco después, Odez ofrece un festín a sus invitados. En dos fuentes aparecen las cabezas decapitadas del matrimonio.

Es preciso describir con detalle esta historia, cima del cine extremo de Marins, para calibrar la desalmada brutalidad de sus imágenes. En esta historia se dan cita las más extrañas y crueles visiones registrados en celuloide.

Como señaló acertadamente un crítico: "Quizá la mejor argumentación que tiene Marins en su favor en relación con su teoría de que el instinto supera a la razón esté en la actitud de los espectadores. La razón invita a abandonar la sala y no seguir viendo las atrocidades de la pantalla. Pero el instinto clava al espectador en su asiento".

Según Marins "lo que quería mostrar con esa película es que en cuanto el ser humano se ve privado de satisfacer sus necesidades básicas, como las de tener comida, agua y refugio, se convierte en un animal y olvida sus sentimientos como el amor y la compasión".

Estamos a finales de la década de los '60 y la onda expansiva del psicodelismo llega, inevitablemente, hasta tierras brasileñas. En la estela de Roger Corman, Marins hará su contribución al oportunista cine de explotación en 1969 con otra cinta prohibida, Ritual De Sádicos (retitulada en 1980 O Despertar Da Besta), una grotesca pesadilla psicodélica de violencia e increíbles imágenes en la cual pretende ofrecer un catálogo de los vicios humanos contemporáneos a través del personaje de un psiquiatra que emplea cobayas humanos para que abandonen sus complejos.
La cinta constituye, además, el ejemplo paradigmático de su encarnizada relación con la censura.

La cinta narra la historia de un médico que experimenta con LSD, la Bestia a la que hace referencia el título. El doctor droga a cuatro voluntarios y luego les motiva a pensar en Zé do Caixão, provocándoles alucinados "trips" ácidos relacionados con el personaje. Marins muestra en especial el sufrimiento de un tipo enloquecido por los efectos de un mal viaje, surcado por pesadillescas visiones de terror y pánico.

Considerada como una de sus películas más creativas, es menos violenta que algunos de sus títulos anteriores, aunque las secuencias de alucinaciones psicodélicas son realmente impresionantes. Las continuas referencias al ácido y varias escenas salvajes -entre ellas una violación en clave religiosa- no fueron del gusto de los censores, que prohibieron su exhibición en cines y su comercialización en video... ¡por espacio de dieciocho años!, hasta el momento en que obtuvo luz verde para ser proyectada en un festival de cine.

Simultáneamente Marins participa en calidad de actor en un par de producciones. La primera es O Cangaçeiro Sem Deus ('69) de Oswaldo de Oliveira, una aventura de cangaçeiros desprovista de interés, con elementos tomados de la seminal Dios Y El Diablo En La Tierra Del Sol ('63) de Glauber Rocha.

En ella Marins aporta su imagen ya característica interpretando a un personaje sospechosamente llamado Zé das Penitencias, un beato que lidera a un puñado de fanáticos dispuestos a rebelarse contra la república recién instaurada.

En la más interesante O Profeta Da Fome ('69) de Maurice Capovilla -una cinta con ecos autobiográficos y que quizá influyó a Alejandro Jodorowsky en el momento de idear Santa Sangre- Marins interpreta el personaje de Alikan, el fakir del circo regentado por Don José y cuyas especialidades son los números titulados Los Manjares Del Demonio, El Enterrado Vivo y El Suicida Sanguinario.

Cuando el circo entra en crisis, la troupe se ve en la necesidad de comerse a los animales para subsistir, pero los espectadores reclaman la presencia de las bestias sacrificadas. Entonces Alikan idea un nuevo espectáculo de canibalismo -El Hombre Que Se Come A La Gente- que atrae de nuevo al público.

Debido al incendio del circo, Alikan y su mujer María huyen y recalan en una ciudad en fiestas con un nuevo número, El Crucificado Vivo, pero embargados en una revelación mística los crédulos espectadores deifican al fakir como el nuevo redentor. La autoridad lo encierra en prisión, donde inicia una huelga de hambre con la que bate el récord de resistencia. Al final muere de inanición en su urna de cristal,ante los ojos de los pueblerinos.

Aunque la figura de Alikan se inspira en la del fakir brasileño Silki -que batió la marca del hambre encerrado en una urna en plena avenida de São Joao- indudablemente el film de Capovilla se beneficia de la imagen distintiva de su protagonista, quien encontró un personaje real y a su medida, al margen de los opresivos contornos de .

Marins despide la década de los '60 archivando de nuevo proyectos frustrados en sus cajones. Este es el caso de Possuida Por Satà ('69) o Sete Ventres Para O Demonio ('69), una cinta que había de empezar donde terminaba el episodio A Ideología.

Coincidiendo con el tímido despertar de su reconocimiento internacional más allá de las fronteras de su país, el inicio de la década de los '70 es una época de dificultades financieras para Marins debido a la falta de rentabilidad de sus últimas producciones.

Es entonces cuando accede a dirigir varias películas por dinero y cada vez más alejadas del género de terror: historias de aventuras, comedias eróticas e incluso films pornográficos.
Son productos menores de esta época Sangue E Sexo Na Selva ('71) y el thriller O Dia, A Hora E As Armas ('71)

Entre tanta mediocridad Marins vuelve a dar en la diana con un entrega encubierta de Zé do Caixão titulada Finis Hominis-Fin Do Homen ('71), cuya distribución fue nuevamente prohibida por la censura, aunque se trata de una de sus películas más "serias", un interesante análisis de los mecanismos de la fe y del misticismo, no exento de delirios psicodélicos.

En ella Marins interpreta al líder religioso Finis Hominis,un predicador aparentemente dotado con poderes paranormales mediante los que resucita a los muertos y sana a los parapléjicos. Al final se descubre que en realidad se trata de un esquizofrénico fugado de un sanatorio...

Según Marins "el personaje estaba basado en esos predicadores que ganan fortunas engañando a la gente con falsos milagros. Por desgracia,en Brasil abunda mucho esa variedad de delincuentes y la gente sigue creyendo en ellos".

Tras la menor Quando Os Deuses Adormecem ('72), al año siguiente Marins presenta el primero de sus cuatro trabajos firmados bajo el seudónimo de J. Avelar desde principios de los '70 y hasta finales de la década de los '80: A Virgem E O Machão ('73)

Otra de sus obras notables de este decenio es Exorcismo Negro ('74) en la que Marins -que aparece en el film interpretándose a sí mismo- funde definitivamente su personalidad con la de su alter ego en el marco de una historia de posesiones diabólicas que transcurre en un balneario donde el director pasa unas vacaciones para desarrollar ideas para una nueva película.
En 1975, tras la traumática muerte de su padre, Marins produce a su discípulo Marcelo Motta la bizarra A Estranha Hospedaria Dos Prazeres ('75), una película de horror extrañísima, repleta de secuencias extravagantes y de gran violencia.
En ella Marins regenta una posada encantada en la que los huéspedes pueden ver convertidas en realidad sus fantasías más delirantes.
Tres años después idea una estrategia promocional de nuevo digna de William Castle y dirige Estupro, título que la censura le obliga a cambiar por el de Perversao: Marins persuade a una una mujer acusada del asesinato de su amante para que finance una película inspirada en su caso.
La mujer no sólo accedió, sino que también interpretó el papel de una abogado.

La película, realmente desquiciada, cuenta la historia de un violador que es castrado por la hermana de su víctima.
En ella Marins interpreta a un millonario con sádicos hábitos sexuales (en uno de sus momentos más "inspirados" arranca el pezón de una chica de un mordisco para enseñárselo como trofeo a sus amigotes...)

La década de los '80 fue bastante dura para Marins y en general para toda la depauperada industria del cine brasileño.

Como salida recurre al porno, el único género que garantiza un éxito asegurado en taquilla. "La verdad es que no quería hacer ese tipo de películas. Pero el productor me dijo que si la película recaudaba mucho dinero,financiaría una secuela de 'Esta Noite Encarnarei No Teu Cadaver', lo que me permitiría completar mi trilogía sobre la búsqueda de la mujer perfecta que había emprendido Zé".
Pero Marins no se conforma con rodar un gris y convencional porno de encargo, sino que decide crear la Marranada Definitiva, una película que rebase todo límite de indecencia jamás visto en Brasil: "Básicamente quería burlarme de las películas porno y mostrar al público lo estúpido que era pagando dinero para ver esa clase de basura".

Marins contrata a las mujeres "más feas" que puede encontrar y rueda 24 Horas De Sexo Ardente ('84), que incluye una audaz escena de zoofília entre una chica y un perro... y obtiene un éxito fenomenal.

Marins no puede creerlo: "Todo el mundo empezó a copiarme y a utilizar distintos animales en sus películas. ¡Los productores buscaban su reparto en el zoo! Utilizaron caballos, pulpos e incluso anguilas eléctricas. ¡Acabé avergonzándome de mí mismo!".

Aunque el bochorno no le duró mucho porque un par de años después vuelve a necesitar dinero y accede a rodar una continuación, 48 Horas De Sexo E Delirio ('86)...

Por su parte el productor nunca cumplió su promesa de financiar la largamente esperada secuela y Marins se ve abocado a dirigir más hardcore, thrillers saturados de hiperviolencia e incluso interpreta algunos papeles en películas infantiles...

A esta época pertenecen O Mundo Mercado Do Sexo ('78), A Praga ('80), A 5º Dimensão Do Sexo ('83) y O Doutor Frank Na Clínica Das Taras ('86)

En los últimos tiempos parece que por fin ha conseguido obtener financiación para poner en marcha la última parte de su saga de Zé do Caixão con un largometraje muy ambicioso titulado O Olho Do Portal Do Inferno, que había sido conocido originalmente como Alucinaçao Macabra.

Pensando en ella Marins ha hecho rodar su propia operación oftalmológica para insertarla luego en su película: "Tenía un problema bastante serio en un ojo y tuve que someterme a cirugía. Pensé que rodar la operación e incluirla luego en mi próxima película era una idea magnífica. No necesitamos efectos especiales: ¡todo es real!". Genio y figura...


MERCHANDISING TRASHO


José Mojica Marins es popularísimo en su faceta como director, pero lo cierto es que tras ella se esconde la personalidad de un avispado negociante al que no siempre ha acompañado la fortuna.
Tras su frustrada aventura editorial con la fotonovela emprendida en 1962, Marins reincidió en enero de 1969, en la cumbre de su popularidad, con la publicación de una nueva revista que reproducía el título de su película más famosa: O Estranho Mundo De Zé Do Caixão. Y, claro, está vez resultó un éxito clamoroso.

En realidad se trataba de una edición especial de la revista Juvencio O Justiceiro. La primera parte de cada número incluía un comic -o contos e quadrinhos, como los llaman allí- de Nico Rosso (el mejor ilustrador del dibujo terrorífico brasileño), según guiones del omnipresente Rubens F. Lucchetti.

era el anfitrión de estas historias, en las que los momentos de mayor emoción eran subrayados mediante la inserción de fotografías de sus películas.

El sumario se complementaba con la novelización de las historias del film que daba título a la revista, una aportación interesante pues incluía imágenes inéditas, entresacadas de las secuencias prohibidas por la censura.
En conjunto se trataba del mejor comic-book brasileño de terror de su época.

Posteriores publicaciones que aunaban comics y fotonovelas y que tuvieron el honor de acoger en sus páginas al personaje creado por Marins fueron Zé Do Caixão No Reino Do Terror, Melodías e Impacto.

En el decenio de los '60 Marins era un tótem popular que aparecía regularmente en periodicos, revistas y emisoras de radio e incluso disponía de un par de programas de TV semanales de gran éxito en los que presentaba y protagonizaba distintas historias terroríficas acompañado de varios de sus discípulos: O Estranho Mundo De Zé Do Caixão y Mais Allá Du Mais Allá/Além, Muito Além Do Além.

Fiel a su visión comercial del asunto, Marins bombardeó el mercado con el más amplio catálogo de productos con su marca registrada: muñecos, varillas perfumadas para ahuyentar a los malos espíritus, revitalizadores de uñas, jabón para la piel, cremas, ambientadores y esencias, vestidos de carnaval a imagen y semejanza de , botellas de cachaça" que garantizaban un "gusto del otro mundo" e incluso un servicio de entierros: por dos cruceiros al mes las Pompas Fúnebres Zé Do Caixão ofrecían un pack completo que incluía ataúd, velatorio y el correspondiente trámite burocrático...

A los lectores más fetichistas les agradará saber que Marins también dispone de una sucinta "discografía". En el carnaval de 1969 editó un single con las canciones Em Cima Da Hora y Castelo Dos Horrores en el que no canta, sino que se limita a susurrar su estribillo.

Pero fue en la década de los '80 cuando Marins dio el paso más ambicioso y espectacular de toda su carrera: en 1982 presentó su candidatura en la Cámara de Representantes parar arañar un escaño en el Congreso.

Devorado por la grandísima popularidad de su alter-ego, vio frustradas sus espectativas cuando sus votantes escribieron "Zé do Caixão" en las papeletas en lugar de su verdadero nombre. "Me anularon miles de votos. Si los votos dados a Zé hubieran sido declarados válidos, estoy seguro de que habría salido elegido".

Ya septuagenario, Marins ha tenido una prolífica descendencia de veintitrés hijos y actualmente convive con Nilce, su séptima esposa y montadora de la mayor parte de sus films.

Dirige una escuela de teatro, trabaja de vez en cuando en TV, dispone de un servicio telefónico con historias de y también presenta un espectáculo de grand guignol en parques de atracciones. Se trata de un teatro ambulante como el de la película Freaks, constituido por personas aquejadas de monstruosas deformaciones físicas.
Para crearlo Marins hizo un llamamiento a todas las personas deformes del país para que formaran parte de su extravagante circo.

Fiel a su propio mito, hoy en día el Príncipe Negro de São Paulo continua asistiendo a convenciones sobre el cine de terror, rodeado de chatis imponentes y presentando sus obras disfrazado como . Todo un showman...


VISIONES ALUCINADAS


A lo largo de este texto he seguido la filmografía de nuestro hombre de forma somera y cronológica. Aún así algunos títulos menores han quedado en el tintero.

No obstante el gran impacto popular que Marins provocó en Norteamérica hacen obligado consignar un trío de artefactos complementarios distribuidos en dicho mercado y sumamente interesantes.

* Delírios De Um Anormal/Hallucinations Of A Deranged Mind ('70)

Harto de sus problemas con la censura, Marins tuvo la gloriosa idea de reunir todos los descartes censurados de casi una decena de sus películas y construir una antología de imágenes inéditas prohibidas.

El resultado fue esta recopilación -que alterna imágenes brutales en blanco y negro y color- en la que magnetiza las pesadillas de un paciente de un hospital psiquiátrico obsesionado por este personaje.

Es mucho más que una simple compilación o una astuta y rentable jugada comercial. Es la exumación de una historia hasta ese momento enterrada.

* Coffin Joe's Visions Of Terror ('63-'86)

Otro volumen que recopila 14 trailers del archivo personal de Marins más un montaje especial de 20 minutos de duración de Trilogia De Terror titulado Macabre Nightmare.
Una perfecta introducción a la obra de este surrealista maestro del miedo.

* Demons And Wonders

No hay dos sin tres. Un autorretrato del Maestro confeccionado nuevamente a partir de extractos de las secuencias más impactantes y alucinadas de su filmografía.
Como complemento se incluye un breve documental en blanco y negro, rodado en 8 mm.

1 Comments:

Blogger MIGUEL ANGEL MORALES said...

Escribo desde México. En busca de textos sobre José Mojica escontré el tuyo, que me parece espléndido.

Felicidades

miguelangelmoralex@gmail.com

11 marzo, 2008 14:19  

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